lunes, 11 de mayo de 2015

La música medieval.



Miniatura del Antifonario de la catedral de LeónLa música medieval es uno de los temas más apasionantes que la cultura en la Edad Media nos brinda.
 A diferencia de otras manifestaciones artísticas que perduran en el tiempo, la música desaparece en el momento de desarrollarse y la única forma de hacerla pervivir es mediante una notación musical que en la Edad Media o no se empleaba o se hacía de manera muy pobre en información, insuficiente en la mayoría de los casos para una reproducción fiel.

Lo que si sabemos es que la música de los cristianos del Imperio Romano de la que va a ser heredera la medieval, se basó en repertorios ya existente.
En los primeros tiempos, la música medieval recibe dos influencias palpables:
  • Influencia hebrea. Se recoge el modo hebreo de cantar a base de largos melismas y la importancia del canto en el culto.
  • Influencia grecorromana. Del mundo clásico se hereda la teoría musical con su sistema modal y la valoración ética y educativa de la música expresada por Platón.
       La Música Sacra 
           Desarrollada como parte de los ritos cristianos de la época. Por extensión también es                                       aplicable a las diferentes manifestaciones músico-religiosas de otros pueblos, ya sean de                                 origen hindú, budista, árabe, judío, etc. 
http://www.arteguias.com/musicamedieval.htm           Más que un género musical era en origen una forma de evangelización, donde a través de                                 sonidos primeramente monódicos y fuerte presencia vocal, se relataba un pasaje bíblico o se                             destacaban virtudes y valores cristianos.
Canto Gregoriano
La música eclesiástica de los primeros siglos medievales está al servicio del texto litúrgico de los oficios religiosos.
Pero el caso es que no existía una sola liturgia unificada. De hecho, con la expansión del Cristianismo a partir del siglo IV, se desarrollan diferentes liturgias regionales independientes de Roma.
Ante esta diversidad, la Iglesia ve la necesidad de unificar la liturgia, es decir, de establecer un conjunto de signos y palabras que formen parte de sus celebraciones, especialmente en la Misa, y que sean comunes para todos los fieles.
De este modo, en el siglo VII, el Papa Gregorio I el Magno recopila y organiza una serie de cantos romanos que establece como los obligatorios de la liturgia unificada cristiana.

En este momento se escriben numerosos códices que recogen el canto gregoriano con notación aquitana, lo que ha permitido su recuperación en tiempos modernos.


La Música Profana 
La música culta litúrgica es la única que ha quedado plasmada en los códices, como hemos visto.
Lamentablemente la música medieval profana y popular, la que divertía y disfrutaba el pueblo prácticamente se ha perdido pues nunca se perpetuó por escrito. 
    



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